Detecta UNAM actividad en el Pico; prevén inminente fin de sus glaciares

Orizaba, Ver.- El Pico de Orizaba parece estar en franco despertar, advierten geólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En una publicación de La Gaceta UNAM se refiere que el Citlaltépetl muestra signos claros de reactivación volcánica, lo que significará el inminente fin de los glaciares mexicanos.

En los próximos cinco años, México podría perder por completo sus tres últimos glaciares –que están en el Citlaltépetl, Iztaccíhuatl y Popocatépetl–, advierten científicos de la institución.

En una publicación (https://www.gaceta.unam.mx/apenas-sobreviven-los-glaciares-nacionales/, recuperada:6 de abril 2025) se señala que “la preocupación no sólo radica en la desaparición de estas masas de hielo, sino en lo que representa: una transformación profunda del equilibrio ecológico e hidrológico del país. Esta alerta fue dada a conocer en la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) de la UNAM.

El vulcanólogo Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica (IGf), destacó que los glaciares mexicanos están en una etapa terminal y su desaparición reducirá notablemente el aporte de agua de fusión al sistema hidrológico regional. Este fenómeno afectará el clima local, la agricultura y la disponibilidad de agua para consumo humano.

“Nos enfrentamos a una realidad ineludible. En el Citlaltépetl ya se observa el basamento rocoso del glaciar y las mediciones señalan que se ha perdido hasta 20 por ciento de su masa en los últimos cinco años. Estamos presenciando su franca extinción”, expuso Delgado Granados.

Además, alertó que este volcán parece mostrar signos de reactivación: “Parece que el volcán quiere despertar y hay claros indicios de un incremento en su actividad”.

El Iztaccíhuatl, por su parte, tiene glaciares que “se niegan a morir”, en palabras del investigador, pero que sólo sobreviven por estar protegidos por la estructura volcánica. Mientras tanto, el Popocatépetl ha perdido los suyos debido a dos factores: el aumento de la temperatura global y su actividad eruptiva constante.

En este escenario, el cambio climático es el factor clave que acelera el proceso.

Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en cambio climático de la UNAM, subrayó que México ha superado el umbral crítico de temperatura, con un aumento de 2.14 grados respecto del periodo preindustrial. Esta cifra, que incluso rebasa el promedio global, evidencia que el país se calienta a una tasa preocupante: 3.2 grados en el último siglo, mientras que el promedio global es de 2 grados.

Este calentamiento tiene un alto costo económico. Estrada Porrúa refirió que entre 2024 y 2030, el cambio climático podría representar pérdidas equivalentes al 22 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) actual del país y proyectó que para el año 2100 el costo podría alcanzar hasta el 610 por ciento del PIB.

Durante el encuentro, celebrado en el Aula Magna de la Facultad de Economía, dice el texto, también se abordó la necesidad urgente de repensar la gestión del agua en el país.

Sophie Ávila Foucat, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, compartió datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) que revelan que 67.8 por ciento del agua consumida en México se destina al sector agropecuario, mientras que sólo el 14.7 por ciento se utiliza en el ámbito público-urbano y doméstico.

La investigadora presentó resultados del estudio “Gestión colaborativa de los servicios ecosistémicos hidrológicos: un análisis de redes sociales multinivel de una cuenca hidrográfica mexicana”, donde se evidenció la importancia de una gestión integrada y colaborativa de los recursos hídricos.

El trabajo, publicado en la revista Environmental Management, estudió las redes en la cuenca Copalita-Huatulco, encontrando que las organizaciones no gubernamentales (ONG) tienen un rol clave en la gestión ambiental, aunque la red de aprovechamiento físico del agua está centralizada y dominada por el gobierno.

Ávila Foucat destacó que todavía hay un problema grave de acceso al agua en zonas rurales y subrayó la necesidad de reconocer los servicios ecosistémicos hidrológicos más allá del simple recurso hídrico. “El papel de las comunidades debe ser más importante de lo que es ahora para lograr una gobernanza adecuada del agua”, afirmó.

El panorama que presentan los expertos de la UNAM es claro: el país debe prepararse para un futuro sin glaciares y con desafíos profundos en la gestión del agua. Las soluciones, coincidieron los investigadores, no pueden esperar y deben surgir tanto de los tomadores de decisiones como de una ciudadanía informada y participativa.

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